68 cuentos sintetizan la narrativa breve de Luisa Carnés
La reflexión sobre la condición humana es el hilo conductor de toda la prosa breve de la autora española Luisa Carnés (1905-1964). La precariedad de la situación de las mujeres, el heroísmo fracasado en los hombres rotos por la violencia y la injusticia, así como la vulnerabilidad de los niños son tres vertientes temáticas de una obra monumental que la editorial Renacimiento ha rescatado en dos volúmenes donde se encuentran los cuentos completos de la autora nacida en Madrid cuya vida terminó muy temprano, a la edad de 59 años, cuando sufrió un accidente automovilístico. Murió en México a donde había emigrado en 1939, después de la Guerra civil española y el comienzo de la dictadura franquista.
Esa condición de escritora de la diáspora marca los relatos contenidos en dos volúmenes, presentados cronológicamente. Rojo y gris se titula el primero, de 315 páginas; Donde brotó el laurel, el segundo, de 450. Los textos del tomo uno recorren su más temprana producción literaria, hasta el año 1939, y aparecieron en publicaciones de corte republicano como Frente rojo, Crónica y El Imparcial, entre otras con las cuales la autora colaboró también en calidad de periodista. Nacida en la clase popular, Carnés tuvo que aprender por sí misma el oficio de la escritura que siempre le procuró el sustento. Si bien fue su novela Tea rooms (1934) la que consiguió reconocimiento para ella, no era propiamente una ignota entre los lectores porque la prensa ya había hecho circular sus cuentos. La importancia para la crítica de su novela protagonizada por las trabajadoras de un elegante salón de té cercano a la Puerta del Sol en los años treinta es que rompe los esquemas narrativos de la época promoviendo un discurso social a través de sus modernos personajes que era raro entonces. Se trata de una arteria que recorrerá también lo mejor su narrativa breve y que cuando emigra a México dará voz a la denuncia de las diferencias sociales en ese país y la hipocresía de su discurso sobre el mestizaje. Esa preocupación por las vulnerabilidades de la gente ensanchará el ámbito de su obra, consagrándola. “Carnés parece tender a la universalización de las tramas, una inclinación que acaso habría consolidado, andando en el tiempo, de no haberla sorprendido la muerte”, señala en el prólogo al primer tomo la académica Francisca Montiel Rayo, especialista en la obra de autores republicanos en el exilio.
En el segundo tomo, los asuntos de uno y otro lado del Océano Atlántico aparecen más claramente divididos, pues recopilan obras producidas en el continente americano identificados en el apartado “Cuentos mexicanos” —como antes hay otros “españoles”—, fechados como escritos entre 1945 y 1963, como era el deseo de la autora publicarlos en un solo libro antes de su muerte. En esos textos destaca la entrada casi poética de una viñeta o lo que pudo haber sido el principio de una novela (más que un cuento propiamente dicho porque falta algo de trama) que permaneció inédito hasta ahora: “Entre las onduladas colinas que a lo lejos azulean, salen a la superficie las venas de la tierra”. Es como si el paisaje fuera carne misma de la persona, parte de las descripciones de detalles metafóricos que caracterizan el estilo de la autora.
Los dos volúmenes de la colección de Narrativa Espuela de Plata editados por Renacimiento son el resultado de las investigaciones hechas desde la década de los noventa por el historiador Antonio Plaza Plaza, cuya principal línea es el estudio del legado periodístico y literario de españoles durante la república y el exilio. El objeto de este profundísimo trabajo es poner al conocimiento del público lector la obra de una de las autoras que quedó invisibilizada detrás de los laureles de la Generación del 27, que hasta hace poco el canon patriarcal estableció como imagen única (y masculina) de la producción artística de la década que precedió a los años confusos de la Guerra Civil. Como exiliada, también la generación siguiente arrojó sombra sobre su obra.
Pero eso acaba ahora.
Plaza Plaza se queja de que a pesar de la fecunda producción cuentística de Carnés, solo superada en número por la de Max Aub quien vivió una década más que ella, los críticos no la han reconocido hasta ahora en el grupo que también integran Manue Andújar y Paulino Masip. Añade que eso se debe a que su obra no alcanzó nunca la suficiente popularidad ni el reconocimiento que se merecía. Y justamente esa injusticia es la que vienen ahora a desmontar estos tomos de prosa. Sin embargo, la importancia de Rojo y gris y de Donde brotó el laurel no se limita a un trabajo de justa visibilización, el alcance de estos libros es enorme porque al ampliar el canon de la literatura española reconfigura nuestra visión de la cultura y de la historia de este país. Y he allí la capacidad redentora de la literatura: no pudo volver la mujer, pero sí su obra. En estos dos volúmenes de Cuentos Completos Luisa Carnés regresa a la patria que nunca quiso abandonar.
Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com