En Ahora feminismo, Amelia Valcárcel define los debates urgentes del movimiento
Ahora, feminismo: Cuestiones candentes y frentes abiertos es el más reciente libro de Amelia Valcárcel. A partir de una visión panorámica, que profundiza en los asuntos necesarios, el ensayo hace un recorrido por la historia y los postulados básicos del feminismo, movimiento que para ella consiste en cuatro cosas. La primera es una teoría que establece temario y perspectivas de interpretación. La segunda y la tercera están relacionadas: son la agenda de reivindicaciones y las personas que se comprometan con esa agenda para formar un movimiento. La cuarta cosa —la más visible en la actualidad— es definir “un conjunto de relaciones no especialmente dirigidas o solo parcialmente dirigidas”. Ahora, feminismo es una lectura urgente porque nos recuerda que este movimiento se fundamenta en la batalla contra la desigualdad y los privilegios que algunos han mantenido por medio de la violencia, tanto real como sistémica. Y concluye que por esta lucha son fundamentales las políticas de género.
La lista de logros del ensayo es amplia, pero basta con enumerar aquí tres: su capacidad sintética, la necesidad de postular al feminismo como un desafío mundial y de hacer visibles sus vínculos con el pensamiento moderno. A este último valor me gustaría dedicar unas líneas. Valcárcel reivindica la relación del movimiento con el proyecto de la Ilustración, perspectiva sobre la que trabajó desde la academia durante muchos años con su maestra, Cecilia Amorós. La obra demuestra que el proceso de cambio propuesto desde el feminismo en la actualidad no es una moda pasajera, como muchos defensores del patriarcado pretenden, sino el resultado de un proceso de adquisición de libertades tan antiguo como la misma génesis de la Modernidad. “El feminismo fue posible porque llevó a cabo algo que hizo toda la teoría política europea para salir del Antiguo Régimen: dar un paso fuera del cuadro”, explica la autora: “Ese pequeño paso es el enorme salto teórico que va de las sociedades del Antiguo Régimen a las sociedades modernas”. El estilo también es digno de mencionarse: la mirada de la profesora se combina con la ironía y el humor de la comentarista de los tiempos que corren.
Escrito en España, pero no sobre España.
Valcárcel no dedica ninguno de los quince capítulos del libro específicamente a la experiencia del feminismo en España, aunque cada vez que una anécdota de su país cuadra, no duda en utilizarla para probar sus argumentos. Este es el caso del recuento que hace de las dificultades que encontraron las primeras mujeres en asistir a las universidades. “La entrada a las primeras profesiones se hace al precio moral de asegurar que no solo se mantendrá la debida decencia femenil, sino que aún se implementará”, escribe antes de contar que las primeras españolas que quisieron hacerse profesionales fueron recibidas en la universidad a pedradas por sus compañeros hombres. De esa manera prueba que, si bien a las españolas se les permitió matricularse en las universidades desde 1911, el grueso de la sociedad aceptó el cambio muy a regañadientes y que ese beneficio no significó que el genero había roto con el orden de la domesticidad y la exclusión. De hecho, casi fue lo contrario, porque para asistir a clases, las mujeres necesitaban consentimientos escritos de su padres, sus profesores y sus maestros para que se les permitiera estudiar: “Las mujeres que son admitidas a título de excepción argumentan también su excepcionalidad (…) [pero,] que ellas sean una rareza no compromete que la exclusión sea injusta”.
“El feminismo ha desarrollado una especial perspicacia para examinar las vueltas y revueltas de la libertad”
Visto en el contexto general de la obra de Valcárcel, Ahora, feminismo puede ser tomado como si completara una trilogía de asuntos sobre el género femenino propuestos por sus dos publicaciones anteriores, también en el catálogo de la Editorial Cátedra: La política de las mujeres (2004) y Feminismo en el mundo global (2012). El primer libro sitúa en contexto el cambio de orden y la liberación propuesta por el feminismo; mientras, el segundo, analiza de qué manera la globalización afecta a las mujeres, porque si bien el feminismo es hoy mucho más visible que antes y casi forma parte de la conversación cotidiana, también hay problemas del género que tienen connotaciones mundiales y que como tales deben ser tomados en cuenta. Pero ojalá no sea este el último libro que Valcárcel publique sobre el tema porque su mirada lúcida es cada vez más necesaria.
Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora de la novela Malasangre (Anagrama, 2020), del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com
La foto que encabeza esta reseña fue tomada de la página web: https://www.atencionselectiva.com/