Una re-lectura de Bogotá 39: la renovada lista de voces de ficción latinoamericanas
América Latina ya cuenta con una nueva generación literaria. El Hay Festival seleccionó el año pasado a 39 narradores de ficción menores de cuarenta años. Suceden a los que, diez años atrás, fueron presentados como “las voces más prometedoras de Latinoamérica”. Andrés Neuman, Jorge Volpi, Juan Gabriel Vásquez o Gonzalo Garcés, que alcanzaron una gran visibilidad en 2007 y hoy gozan de un importante reconocimiento, dejan paso a los nuevos autores. Una lista que cuenta con nombres de prestigio como Carlos Manuel Fonseca o Valeria Luiselli, y otros que, a pesar de no ser tan distinguidos, cuentan con al menos un libro publicado.
Los textos de los autores seleccionados aparecen reunidos en Bogotá 39: Nuevas voces de ficción latinoamericanas, un volumen que aparece editado en hasta 13 sellos independientes de países de América Latina. Galaxia Gutenberg, que publica en España y en México, completa la lista de editoriales, que se extiende a 14 países. El libro es una compilación de 39 piezas de ficción que, en algunos casos, se sostienen como relatos independientes y, en otros, son fragmentos de obras publicadas o inéditas. En definitiva, una propuesta coral que tiene como objetivo “reflejar la diversidad de las letras latinoamericanas”, según apuntan desde la dirección del proyecto.
En cuanto a la temática, son recurrentes la violencia y el abuso de poder en los países de Latinoamérica, asuntos tratados desde perspectivas muy diferentes según el estilo de cada autor. Muchos de ellos se aproximan con mayor intensidad a los temas que más preocupan en el país del que proceden, como el cubano Carlos Manuel Álvarez, que reproduce la idea del hambre en la isla en “Viejas noticias de uso”. El concepto de familia y, en general, los conflictos entre las relaciones humanas son una constante en este volumen, que se muestra como un retrato de la sociedad latinoamericana, con sus correspondientes particularidades.
“Sólo quien dialoga puede conquistar una idea; sólo quien escucha puede dialogar”, dice Juan Esteban Constaín en “Villa Torlonia”, una crónica con forma de cuento sobre la entrevista que mantuvieron Chesterton y Mussolini en 1929. Precisamente esta antología se presenta como un diálogo generacional en el que prácticamente todos los géneros tienen cabida. Desde la aproximación al realismo mágico en la fábula de Giuseppe Caputo, “Un mundo huérfano”, o en el cuento de Liliana Colanzi, “Chaco”, hasta el tono ensayístico de “Obra en construcción”, de Mauro Libertella, que establece una curiosa relación entre la obra arquitectónica y la obra artística.
«‘Nunca pensamos en cuántos hombres y cuántas mujeres teníamos que incluir’, se excusa Darío Jaramillo en calidad de miembro del Jurado. Sin embargo, sólo un tercio del total de autores se antoja una proporción insuficiente»
Por su parte, Diego Zúñiga o Juan Manuel Robles escriben al borde de los límites entre la crónica y la novela. El texto de Robles, concretamente, tiene rasgos distópicos, como sucede en “Una época sin malas noticias”, de Juan Cárdenas. “Physiologus”, de Lolita Copacabana es más confesional y sugerente, mientras que “La marcha hacia el sur”, el fragmento de la novela Museo Animal (Anagrama, 2017) de Carlos Manuel Fonseca, reflexiona sobre las contradicciones del mundo, con un trasfondo ecológico. “Lejos de ser el jardín soñado, la selva se empeña en mostrar su cara más moderna: su cara ruinosa de ciudad fronteriza”, dice el narrador en un pasaje.
Una generación descompensada
Entre tantos autores, conseguir un volumen que mantuviera la calidad en casi todo el libro resultaba tarea difícil, pero Bogotá 39 casi lo consigue. El hecho de que, pese a su juventud, 25 de los 39 autores estén representados por agencias literarias y 13 hayan sido traducidos a otros idiomas podría servir como explicación. Precisamente 13 es, también, el número que corresponde a la representación de mujeres en la lista. “Nunca pensamos en cuántos hombres y cuántas mujeres teníamos que incluir”, se excusa Darío Jaramillo en calidad de miembro del Jurado. Sin embargo, sólo un tercio del total de autores se antoja una proporción insuficiente.
Precisamente una de las mejores piezas de la antología corresponde a una de ellas: Natalia Borges Polesso. La autora brasileña imprime un estilo directo pero muy efectista a la descarnada historia de “Tal vez un animal”, un cuento hiperrealista. Por otro lado, “Familia”, de Cristian Romero, un relato trepidante de género fantástico es otro de los más reseñables. Otra prueba más de la cómoda convivencia entre géneros absolutamente distintos. Huelga recordar la pluralidad de propuestas en generaciones tan célebres como el “Boom de los 60”. El grupo de Bogotá 39-2017 demuestra que la calidad transita en paralelo a la forma que se elija para llevar a cabo la práctica literaria.
La lista fue anunciada en la Feria Internacional del Libro en Bogotá (Colombia), tal y como se hiciera en 2007, tras la decisión de un jurado compuesto por la periodista Leila Guerriero y los poetas Darío Jaramillo y Carmen Boullosa. El déficit en cuanto a paridad se compensa con la diversidad geográfica de los narradores: hasta de 15 países proceden los 39 elegidos.
El proyecto diseñado por la UNESCO y el propio Hay Festival, que se celebra en ciudades como Querétaro (México), Arequipa (Perú), Cartagena de Indias (Colombia), Segovia (España) e incluso Gales (Reino Unido), reedita así su compromiso con la promoción de la literatura latinoamericana. No obstante, una cuestión se abre en torno a la causa de hacer una generación que excluya a autores españoles y si, en definitiva, no sería más beneficioso poner en valor la literatura en castellano. El debate está servido.
Jaime Cedillo (@JaimeCedilloMar) es periodista, músico y poeta. Colabora con El Cultural, publicación del diario El Mundo y con otros medios de comunicación. Se graduó en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos I y cursó el Máster de Crítica y Comunicación Cultural de la Universidad de Alcalá de Henares.