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Isabella Lorusso: “Cuando se habla de revolución es necesario referirse primero a la condición de la mujer”

El día que Isabella Lorusso dijo que quería ir a la universidad para continuar sus estudios, sus padres se lo prohibieron. Su madre la amenazó de que si llevaba a término tan infame propósito más nunca volvería a entrar en su hogar. Y así fue. De esto no hace tanto tiempo, porque la autora nacida en 1967 comenzó sus estudios de Ciencias Políticas en la Universidad de Boloña durante los años ochenta, a tiempo todavía de montarse sobre el último coletazo de la Segunda Ola del feminismo.

A pesar de todo, le agarró un gusto tal a la academia que hasta se doctoró, con una tesis sobre la guerra civil española. Fue en ese momento cuando su historia personal se convirtió en política. Interesada en realizar su trabajo final de grado desde el testimonio de los supervivientes de la guerra civil que militaron en el bando republicano, se acercó a los miembros del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Y de ese ejercicio no solo salió un título universitario y el libro Voces del POUM. Entonces se dio cuenta de que estaba infrarrepresentado el aporte del género femenino a la izquierda española de los años treinta. “Cuando se habla de revolución es necesario referirse primero a la condición de la mujer”, explica la escritora justamente el mediodía de un ocho de marzo, sentada en un café de Madrid.

De esa falta nació Mujeres en lucha, un viaje de 15 años que “empieza en Barcelona en 1997 y acaba en Moscú en 2012”, según explica la Nota de la Autora en la publicación. El libro editado por Altamarea recoge doce entrevistas con con participantes en la guerra civil española desde el bando republicano; muchas combatieron en el frente, otras militaron en grupos de izquierda, como el POUM, Mujeres Libres o los anarquistas. Todas lucharon contra la derecha y a favor de la emancipación de la mujer. Sin embargo, la revolución crucial fue la que hicieron de puertas adentro, en sus casas, contra la misoginia de sus familiares. “Las mujeres cuyas memorias rescata este libro llevaron a su máxima radicalidad la revolución, que consistió en cambiarse a sí mismas primero, a sus compañeros después, y, a través de esa transformación profunda, cambiar todo lo demás”, escribe la activista del feminismo y por los derechos LGBT, Beatriz Gimeno, en el prólogo.

“Esas mujeres se parecían a los árboles que, cuando llega la primavera, se disponen a florecer”

Pepita Carpena

Es en este mismo punto donde Lorusso encontró un asidero para su propia historia personal. “Una parte de mí se identificaba con ellas por el machismo que tuve que enfrentar cuando quise ir a la universidad. En mi vida personal, estudiar ha tenido un coste muy alto. Lo mismo les pasó a ellas, por eso me sentía aliviada cuando me hablaban; había encontrado gente que podía entenderme, aunque, por supuesto, las condiciones materiales a las que yo me enfrenté eran distintas: ellas estaban en guerra”, explica. Luego añade que el descubrimiento fundamental que hicieron las españolas en su militancia fue tomar consciencia de lo importante que era la educación, la única herramienta que reduce de forma efectiva las diferencias entre hombres y mujeres.

“Les encantaba vernos lindas, buenas y obedientes, pero nos trataban como un electrodoméstico usado”

Pilar Santiago

En los años treinta no lo llamaban feminismo. Pero bien que se le parece a lo de hoy, al enfado y a la necesidad de cambio social que reclaman muchas mujeres en el presente. “La palabra ‘feminista’ viene de los años sesenta”, aclara Lorusso. Y refiere la explicación que le ofreció la anarcofeminista extremeña Suceso Portales al respecto: feministas eran las burguesas que luchaban por el sufragio; en Mujeres Libres no creían en los estados, así que no estaban interesadas en votar, preferían, por eso, llamarse “femeninas”. Sin embargo, las aclaraciones no hacen más que vincular aquellas luchas ideológicas del pasado con las del presente y Lorusso lo celebra. He allí la enorme vigencia de Mujeres en lucha.

“La mujer no tenía que ser una incubadora siempre disponible para hacer hijos, la mujer era una miliciana, una combatiente, una rebelde”

Blanca Navarro

El valor de esta obra coral es el testimonio de viva voz de una generación ya casi desaparecida que vivió en el corazón palpitante del conflicto que determinó la historia española contemporánea. Se trata de una época de la cual los hombres y, en especial, las mujeres pueden sacar mucho. “El feminismo contemporáneo puede aprender de estas mujeres la lucha en sí. Tanto en su aspecto individual como político y social. A veces salimos a la calle el 8M y marchamos, pero nuestros compromisos íntimos no cambian en nada. Resulta que lo privado es lo más complicado de cambiar. Allí está la lucha de verdad. Ellas me enseñaron que la revolución la hacemos aquí y ahora o no la hacemos nunca”, concluye la autora.

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

 

Si te interesó esta entrevista, te invitamos a que leas aquí el prólogo a Mujeres en la lucha que escribió Beatriz Gimeno y las reseñas sobre los libros Monstruas y centauras de Marta Sanz (aquí) y Buenas y enfadadas de Rebeca Traister (aquí).

 

 

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