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Juan Carlos Chirinos: No podemos ver la realidad sino a través de los símbolos

Sus amigos lo llaman “El Chirinator” no sólo porque en casi veinte años que tiene viviendo en España aún no ha perdido su acento caribeño, sino porque cuando comienza a hablar no deja títere con gorra. Ese mismo ánimo de exterminador late en su más reciente libro, la colección de cuentos La manzana de Nietzsche, editada por La Palma y es el humor que enciende la comida que compartimos (un par de hamburguesas) en le centro de Madrid. En Venezuela, Juan Carlos Chirinos fue premio de la Bienal Ramos Sucre en el año 2003 y finalista del Premio de Novela Rómulo Gallegos. En España es un escritor a tiempo completo que en el último lustro ha venido publicando casi con un año de por medio cuentos, novelas y biografías. El autor nacido en la ciudad andina de Valera n el año 1967 trabaja también como asesor literario y como facilitador de talleres de escritura creativa. Y tiene dos obsesiones persistentes: la necesidad de codificar el mundo real en símbolo –esto es: ficciones– y tener muy claro qué va a escribir en las próximas dos décadas.

«Ahora estoy escribiendo una serie de ensayos sobre el papel de la ficción en el mundo. La ficción no está al servicio de la realidad, sino autónoma. Sin la esta no hay realidad»

– La colección de cuentos editada por La Palma completa la serie de registros en que usted viene trabajando durante el último lustro, donde destacan el género fantástico de la novela Nochebosque (2011) y el policial de Gemelas (2013). ¿Hace de forma consciente el paso entre los géneros?

– Cuando publiqué mi primer libro, Leerse los gatos, en 1997, el crítico venezolano Luis Barrera Linares escribió una reseña en la revista Folios que titulaba “Un abanico de apuestas para el futuro”, donde decía que ese libro abría varias puertas: una fantástica, una histórica, una intimista, y así. Eso me sirvió para entender que yo podía llegar a varios registros. He ido arrastrando esos géneros. Parece un paso fácil de uno a otro cuando lees el resultado, pero no es así. Ha ocurrido en quince años y por temporadas. Así, tengo claro que como Gemelas es policial, tiene una continuación. Y la segunda parte de Nochebosque está en proceso. Un escritor que quiera llegar a viejo escribiendo quiere tener un proyecto desde el principio que le va a llevar 40 años porque si no tienes dos o tres novelas en tu cabeza y las escribes antes de los 40 ó los 50 años y ya no tienes después proyectos… ¿De qué escribes después?

– Bueno, en treinta años se te ocurrirá algo, ¿no?.

– Tengo miedo de que no. Curándome en salud tengo muchos cartuchos guardados e ideas de cuentos y novelas de aquí a 20 años. Eso tranquiliza.

– Estaba trabajando en una novela sobre la vida del escritor y diplomático venezolano, Rufino Blanco Fombona.

– No es una novela histórica sino de aventuras. Sin emabrgo, el género histórico me llama la atención porque es muy antiguo pienso que no es en realidad un género sino una manera de ver el mundo. Lo importante es primero establecer los parámetros que clasifican a una obra como novela histórica.

«Un escritor que quiera llegar a viejo escribiendo quiere tener un proyecto desde el principio que le va a llevar 40 años porque si no tienes dos o tres novelas en tu cabeza y las escribes antes de los 40 ó los 50 años y ya no tienes después proyectos… ¿De qué escribes después?»

– ¿ Qué lecciones ofrece la historia para un autor de ficción?

– Ninguna. Al contrario: la historia le pone advertencias. En el prólogo a La filosofía de la historia de Hegel, Ortega y Gasset escribe que un libro de ciencia, además de ser un libro de ciencia también tiene que ser un libro. Maravilloso. Eso es lo que tiene que buscar el escritor de ficción: la parte que no pertenece a la realidad. Ahora estoy escribiendo una serie de ensayos sobre el papel de la ficción en el mundo. La ficción no está al servicio de la realidad, sino autónoma. Sin la esta no hay realidad. El volumen de la fuerza de la ficción es el mismo que le de la fuerza de la realidad y mantiene una tensión en el ser humano constante. No podemos ver la realidad sino a través de los símbolos. Nada existe si no te lo imaginas primero.

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

 

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