El inabarcable mundo de las redes sociales vertebra la obra experimental de Margo Glantz, Y por mirarlo todo, nada veía

Y por mirarlo todo, nada veía es una lúdica pieza literaria de 164 páginas cuyo inicio y razón de ser es una pregunta muy seria: “Al leer las noticias ¿cómo decidir qué es lo más importante?”. Lo que sigue esa inquietud es una sucesión inacabable de frases subordinadas comenzadas por la conjunción “que”. ¿Cómo decidir qué es lo más importante?, se pregunta la narradora y ensayista mexicana Margo Glantz y, a continuación, sin pausa, se responde: “¿Que el 31 de enero de 2018 apareciera en el cielo una enorme Luna azul, ensangrentada; que al conocer a Felice, su futura prometida, [Franz] Kafka escribiera en su diario: Un rostro vacío que llevaba abiertamente su vacío; que el ajolote mexicano sea el único animal capaz de regenerar extremidades, órganos y tejido; que el Cabo (…)” Y así por varias páginas sin un punto y seguido, y nunca un punto y aparate, hasta el final del ensayo experimental publicado por la editorial Sexto Piso. El signo de interrogación que se abre en la primera línea del libro no se cierra hasta la última página.

La experiencia de leer el texto de la autora nacida en 1930 recuerda a la inabarcable ofrerta de información en redes sociales como Twitter, Facebook e Instagram, tres de las cinco paltaformas de intercambio de datos más populares en la actualidad. No en balde los comunicólogos han llamado a los tiempos que corren la “Era de la Información”, aunque hoy en día se impone más bien la preocupación por la cuarta revolución industrial o ciberindustria, en donde la producción de ideas, como la de objetos es rápida y a gran escala. Es decir: los medios de lo inmediato han llegado para quedarse. Glantz se lo toma con humor y, frente a ese mundo apabullante de información sin pausa, ella propone la ironía como forma de distanciamiento de las informaciones sin discriminar, puestas a disposición de la gente gracias a los nuevos medios omnipresentes.

“Al leer las noticias ¿cómo decidir qué es lo más importante?”

No debe tomarse a Glantz por una pesimista de las nuevas tecnologías. Al contrario: tiene cuenta de Twitter desde 2011 y a Facebook se unió un año antes. La Primavera Árabe mostró a esta académica y narradora cómo las redes podían despertar la consciencia ciudadana y, si bien no le parece bueno el balance general y el rastro de sangre dejado por las manifestaciones acaecidas entre 2010 y 2013 en el Medio Oriente, reconoce que las redes sociales, bien canalizadas, pueden beneficiar a la democracia. Acepta, sin embargo, que su utilidad mayor es para la literatura, pues permiten reflejar la realidad de una nueva manera, mucho más crítica con el presente, y romper cánones literarios.

Y por mirarlo todo, nada veía es la manifestación cabal de la convicción de que estamos en un momento de emborronamiento da las ideas canónicas. Allí vuelve al estilo fragmentario que identifica gran parte de su obra para establecer una suerte de poética de Twitter en donde se juntan textos de la más diversa índole, desde brevísimas historias sin digerir, noticias e informaciones sobre su país y el continente donde anota también una suerte de autobiografía literaria en donde va hilando frases y anécdotas de sus autores favoritos desde Kafka y Virginia Woolf, hasta Stefan Zweig y Simone de Beauvoir, sin dejar de lado a Gandhi, la Mujer Maravilla, Madonna o Lady Gaga.

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

 

 

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