Michelle Dean: Más allá del feminismo y del tiempo están las mujeres… Agudas
En el idioma castellano, la palabra “aguda” tiene 16 maneras de definirse, solo dos las cuales la consideran como un sustantivo. En la música, en la meteorología y en el habla coloquial este adjetivo describe algo afilado. Su traducción en inglés “sharp”, puede usarse como verbo, adverbio y sustantivo además de adjetivo e, igual que en el caso de la lengua española, la idea es la de algo filoso o penetrante; cuando se lo usa para describir una a una persona se hace alusión a su ingenio incisivo. Este es el adjetivo (también sustantivo y verbo) que usa la periodista y crítica canadiense Michelle Dean, para describir a las 13 escritoras anglosajonas del siglo XX que hace coincidir en su libro Agudas: mujeres que hicieron de la opinión un arte.
¿Pueden algunas mujeres herir con su filo el pensamiento patriarcal, aunque sea sin proponérselo?. Esa parece ser la pregunta que Dean se hace en el libro.
En la publicación traducida al castellano por Laura Vidal para Turner Ediciones pululan mujeres cuyo rasgo común era la “capacidad de escribir de forma inolvidable”. Las memorias “bibliográficas” de la poeta estadounidense Dorothy Parker; de su contemporánea de raza negra, Zora Nearle Hurston; de la británica Rebecca West; de la emigrada de la Alemania nazi, Hannah Arendt; de la novelista Mary McCarthy; de la crítica cultural Susan Sontag; de la periodista Pauline Kael y del ícono de la cultura letrada de la costa oeste, Joan Didion. Y esos textos se suman a ensayos críticos sobre la escritura de Norah Ephron, Lillian Hellman, Renata Adler y Janet Malcom donde se profundiza en sus relaciones con la genealogía de literatas que las antecedieron. Todas estas mujeres, según la merecedora del National Book Critics Circle’s de 2016 desafiaron “las expectativas de género antes de que ningún movimiento feminista organizado lograra avanzar en el reconocimiento de las mujeres en su conjunto”.
Únicas e incómodas.
La caracterización de estas mujeres como “agudas” puede resultar un arma de doble filo. Porque, en el fondo, ¿la tipificación de ellas y de sus obras como “filosas” no contribuye a hacerlas anómalas? Y esa es, por supuesto, una de las maneras como las literatura escrita por mujeres ha sido borrada de la historia. Señalar el carácter excepcional —para bien o para mal— de una escritora o de su obra la margina del ehtos de su tiempo y erradica la tradición literaria representada por las mujeres que la antecedieron.
Pero la crítica residenciada en Los Ángeles no se detiene en una consideración semejante. Ella se contenta con visibilizar del trabajo de las profesionales citadas para “desmitologizar”, en el sentido que Roland Barthes da al término. “Es posible que los hombres superaran a las mujeres en número desde un punto de vista demográfico”, escribe Dean sobre la abundancia de ellos en los círculos literarios neoyorquinos de los años sesenta: “Pero si atendemos al criterio, probablemente más importante, del valor de las obras, o a las obras definitorias de la escena literaria, las mujeres estaban a la par, y en ocaciones por encima”.
“Todas estas mujeres eran espíritus rebeldes y no solía gustarles que las metieran en el mismo saco (…) Me imagino la filípica que me soltaría Hannah Arendt por situar su obra en el contexto de su condición de mujer”
Agudas dedica muchas páginas a señalar de qué manera ni West ni Rich y mucho menos Arendt podían ser consideradas feministas. Sin embargo, también hace énfasis en lo incómodas que ellas y el resto de las mujeres incluidas en este libro eran. “La mayoría de las personas reaccionaba mal a sus lenguas afiladas”, señala Dean y enumera herramientas abundantes en sus libros como la ironía, el sarcasmo y la sátira, todos recursos literarios que sirven para impactar el status quo desde los márgenes.
Lo que Agudas termina diciéndonos es que sin ser feministas, y la mayoría de las veces poniendo sus inteligencias al servicio de las ideologías masculinas, estas mujeres usaron el enfado de género para abrir el canon. ¿Por qué no habrían de hacerlo? De resto, Agudas es un delicioso recorrido por la literatura escrita en inglés a través de sus representantes más oportunas.
Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com
La imagen que encabeza esta reseña es de Kathryn Rathke. Se trata de la ilustración de portada que lleva la versión en inglés de este mismo libro.