Ramón París: “un ilustrador también es un narrador”
Ramón París es venezolano y vive en Barcelona, España. Es comunicador visual, ilustrador y animador. Estudió Comunicación Social; la ilustración y la animación las aprendió de forma autodidacta. Y de ellas vive con su trabajo en su productora audiovisual. París también ilustra libros y desde hace unos años trabaja, entre otras, con la editorial Ekaré. Con ella ha dibujado cuatro preciosos trabajos, de cuatro escritores distintos, y hace unos meses trabaja en una quinta publicación.
Con el sello infantil y juvenil venezolano ha publicado los títulos Un abuelo sí, Un perro en casa, Duermevela y Estaba la rana. Esos cuatro libros le han dado varios reconocimientos: ha estado en la lista de Los Mejores del Banco del Libro en 2012, 2014 y 2018; fue premiado por la Fundación Cuatrogatos en 2013; estuvo seleccionado en los White Ravens de la Jugendbibliothek de Múnich; y el año pasado no solo fue escogido para la muestra de ilustradores de la Feria de Boloña: recibió el premio del público.
Para la selección de la muestra de Boloña se presentaron más de 3.000 ilustradores de todo el mundo, París envió el portafolio de Duermevela y resultó escogido entre el grupo de 76 dibujantes. Para esa edición, por primera vez la feria realizó la muestra fuera del recinto en el que se celebra el evento y la llevaron al Museo Antropológico. Allí expusieron por un mes los trabajos y los visitantes votaron por el proyecto que más le gustaba. De esta forma París con su Duermevela se llevó el Premio del Público.
Para París la exhibición de Boloña fue heterogénea y amplia y le permitió ver parte del panorama reciente del oficio. “Vi este nuevo tipo de ilustración en el que el academicismo ilustrativo ya no es valor de cambio, en la que tiene que ver mucho más lo que se cuenta, la composición. Dibujos de todo tipo y de toda clase con los que los editores están dispuestos a arriesgarse, a mostrar trabajos que tienen muchísimo carácter, cosas que quizás hace veinte años no se hubieran apoyado”.
Entre toda esa variedad de propuestas la historia de Elisa, la niña que se va explorar y disfrutar, linterna en mano, de su duermevela, caló en la preferencia del público. ¿Qué tiene Duermevela que gustó tanto entre la gente? “Lo que me parece que atrapa y que sigue gustando mucho es que en esta historia estamos en medio de la oscuridad pero es completamente luminoso todo. Esta niña se ve dentro de un bosque en la oscuridad con una confianza absoluta de todo lo que está haciendo. Creo que eso de no temer a lo oscuro, sino ver que están pasando cosas que son tan bonitas, atrapó a la gente”.
“Vi este nuevo tipo de ilustración en el que el academicismo ilustrativo ya no es valor de cambio, en la que tiene que ver mucho más lo que se cuenta, la composición”
Las ilustraciones de Duermevela están hechas con pincel y tinta china, luego las escaneó y las colorizó todas digitalmente. Fue una propuesta que requirió de pruebas de papel para probar la mejor forma de imprimir estos dibujos en los que predomina el negro. Esa técnica fue la que tradujo la forma que París imaginó la historia cuando la leyó. “Para mí siempre se trató, desde el primer momento, de un sueño. Me imaginaba esos siete u ocho minutos que tarda la gente en quedarse dormido, esa duermevela, como un espacio físico que nos lleva a otro lugar aún estando en cama o no. Una cosa como de descubrimiento”.
Esa idea de este cuento se puede aplicar al proceso de trabajo de París, que constantemente explora las posibilidades gráficas de las historias que llegan a sus manos. En Ekaré dicen que París siempre tiene ideas nuevas. Cada libro publicado con esta casa editora tiene una propuesta diferente, aunque todas comparten el sello de la forma de narrar de París. Si en Duermevela empleó la técnica mixta, pincel y tinta china con digital, en En un abuelo sí trabajó con la técnica del stop motion, en Un perro en casa la tinta, el color negro y un perro particular comparten el protagonismo del libro albúm, y en Estaba la rana utilizó el lápiz con la coloración digital para crear un club de jazz con estética de los años cuarenta.
“Siento que las historias me hablan y que me dicen incluso cómo debo tratarlas gráficamente”
“En sentido general hay un carácter en el cual hablan los personajes de una misma manera pero la realización final tiende, de alguna manera, a ser particular en cada uno de los libros que he estado realizando”, explica el ilustrador. “Siento que las historias me hablan y que me dicen incluso cómo debo tratarlas gráficamente. Trato siempre de prestar mucha atención, no por temor a repetirme sino porque creo que es la manera correcta como se debe contar la historia desde el punto de vista visual. Desde el punto de vista narrativo uso diferentes estrategias, en los libros se pueden ver”.
¿Y qué busca París en las historias? ¿Qué lo lleva a aceptar un proyecto? “Que tengan posibilidades narrativas diferentes a las que están en el texto. Me pregunto dónde empieza y dónde termina en realidad una historia, siempre te dan un texto, generalmente encuadrado en algo, cuando me entregan los libros son como películas abiertas. Se trata de explorar la posibilidad narrativa del texto. La ilustración tiene que verse, sobre todo de los libros álbumes, con espíritu crítico. Como narrador que eres también tienes que ver la historia que puedes contar, cuáles son las historias que subyacen detrás de cada una de las frases y de los párrafos que estás leyendo. A veces resuelves cosas que no estás resueltas en el texto y otras veces enriqueces la estructura narrativa textual. La imagen y el texto pasan a ser una unidad mucho más potente”.
Diajanida Hernández (@diajanida) es profesora de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), editora y periodista cultural. Cursó la licenciatura en Letras y la maestría en Estudios Literarios en la UCV. Ha escrito para el diario El Nacional, el suplemento “Papel Literario”, el portal Prodavinci, y las revistas Quimera y Otra parte semanal.
Las ilustraciones son cortesía de Ramón París y dela Editorial Ekaré.