Roxane Gay is a novelist and short story writer. Her previous books include Bad Feminist, Difficult Women and An Untamed State. She teaches English at Purdue University

Roxane Gay es una Mala feminista con Hambre de lectores que trasciendan las identidades culturales

“Tengo la sensación de que no soy tan comprometida como debería, que no estoy a la altura de los ideales feministas debido a quién y cómo elijo ser… Siento la tensión constantemente”, reflexiona Roxane Gay en uno de los dos ensayos finales que dan título a Mala feminista. En un texto anterior asienta: “Voy escribiendo mi camino hacia un lugar en el que encajar”. Entre ambas reflexiones gravita el aporte que el libro traducido al castellano por Ana Momplet Chico y publicado por la editorial Capitán Swing hace a la discusión sobre la cuestión de género. Gay advierte acerca de la inconveniencia y potencial discriminador de las etiquetas que pretenden adscribirnos a una sola identidad cultural.

Con esa denominación, que Gay nunca especifica pero que resulta determinante en su manera de abordar los discursos artísticos de su generación, el mercado editorial y la crítica de las obras de escritores o artistas como si fueran siempre la representación de un grupo, como si estuvieran marcados fundamentalmente por una sola de las coyunturas en que transcurre su existencia: una etnia, un género, o una nacionalidad, por señalar algo. Se pone de ejemplo a sí misma: a ella, dice, el feminismo no le pega; y a penas ha llegado a la página 25 de la publicación de 319 páginas cuando aclara que no fue gracias a la acción afirmativa como consiguió educarse ni a ninguna otra política encaminada a favorecer a los grupos minoritarios que han sufrido discriminación como los afroamericanos o las mujeres. “Digo que soy adicta al trabajo, y tal vez lo sea, pero simplemente estoy intentando (…) demostrar de qué manera soy diferente. (…) Tengo un doctorado bien merecido, y sigo preguntándome si soy lo bastante buena. Es absurdo, ilógico y agotador”, escribe sobre el doble rasero que esta política impone.

“Mi cuerpo es ferozmente indisciplinado, y, sin embargo, me niego a mí misma casi todo aquello que deseo”

Porque Gay no solo habla desde su condición de mujer, sino también de mujer negra; incluso, desde la voz que le otorga pertenecer a la segunda generación de inmigrantes caribeños. Lo que pasa es que sus mejores textos se refieren al feminismo y a la posición de las mujeres, la mayoría de ellas negras, en el lado bestia de la sociedad patriarcal. Y su palabra interesa porque habla de la sororidad como alternativa al patriarcado, sin sonar dogmática ni enfadada; o, por lo menos, sin parecerlo. Y, justo, uno de su textos más felices en Mala feminista se titula “Cómo ser amiga de una mujer”. Gay escribe allí esto: “Si tú y tu(s) amiga(s) trabajáis en el mismo campo y podéis colaborar o ayudaros entre vosotras, hacedlo sin vergüenza alguna. No es tu culpa que tus amigas sean fantásticas. Los hombres inventaron el nepotismo y prácticamente viven de él. No pasa nada porque las mujeres también lo hagan”. Ese es el punto 5b de una lista de 13 consejos que a simple vista solo señala los estereotipos que pretenden definir las amistades entre mujeres, pero, en el fondo, ofrece una lúcida revisión de la manera como ciertas estrategias feministas de la actualidad están cambiando (si bien poco a poco) la sociedad que habitamos.

 

Hambre: el cuerpo como objeto de estudio.

La misma irreverencia de su colección de columnas de opinión Mala feminista se encuentra en Hambre: Memorias de mi cuerpo, donde, por su tema, su estilo literario resulta más desconcertante. En este libro autobiográfico señala cómo una violación en grupo sufrida cuando era una adolescente determinó la relación que ha tenido el resto de su vida con su cuerpo. “Soy reacia compartir mi propia historia de violencia, pero esta historia informa en gran medida de quién soy, de lo que escribo, de cómo escribo. Informa de cómo vivo la vida”, señala la editora de uno de los más interesantes compendios sobre agresiones sexuales de los últimos años, No es para tanto: Notas sobre la cultura de la violación.

“No estaba gorda y luego engordé. Necesitaba que mi cuerpo fuera una masa hermética y corpulenta. No era como las demás chicas, me decía. (…) Era muy libre. Era libre en una prisión que yo misma me había construido”, escribe. Gay es profesora asociada de inglés en la Universidad de Purdue, colaboradora frecuente del New York Times y fundadora de Tiny Hardcore Press. Está en la mediana edad. Es una personalidad pública. Por todas estas razones tiene suficientes incentivos para salir de la prisión que se construyó dentro de su cuerpo. Entonces, ¿por qué no lo hace? Por su puesto que esta pregunta no tiene respuesta en el libro o, más exactamente: esta pregunta tiene miles de respuestas a lo largo de las 278 páginas de la obra traducida al castellano por Lucía Barahona, también para Capitán Swing.

La conclusión a la que llega en Hambre es predecible, simple y bastante similar a la de Mala feminista: es quien es, ¿para qué cambiar?. Y esa testarudez suya es la marca de una obra que siempre parece hablarnos desde ella misma para decirnos que no es ella quien tiene que cambiar para adaptarse al mundo, sino el mundo el que debe cambiar para adptarse a ella. Esa actitud ofrece una lección fundamental a las mujeres de la actualidad: si cada una de nosotras se resiste a hacer un cambio para encajar en las estructuras del mundo (patriarcal) en el que vivimos, el mundo tendrá forzosamente que cambiar para acomodarse. Y he allí una verdadera revolución de las cosas simples.

“El feminismo puede ser pluralista siempre y cuando respetemos los distintos feminsimos que llevamos con nosotras, siempre y cuando nos importe lo suficiente intentar minimizar las fracturas entre nosotras”

Lo más importante de Gay es su estilo llano y honesto; su capacidad para hablar de la cultura popular, para meter el dedo en las llagas pustulosas de nuestra sociedad contemporánea, y su falta de vergüenza para decir las cosas que duelen a los hombres… y también a las mujeres. Reivindica una y otra vez la importancia de equivocarse en la vida y lo necesario que es salirse de las etiquetas. Su hambre es el hambre de todas: el apetito por un mundo que sea nuestro para comernoslo.

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

 

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