Un vaso de agua. Lola Mascarell y la duración del vuelo
¿Quién puede renunciar a
la belleza tan sólo porque es breve?
I
Precisa como la sed y la hora posterior al sueño, llega la lectura de Un vaso de agua (Pre-Textos, 2018), de Lola Mascarell (Valencia, 1979), periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura. Un manojo de poemas cuya madurez no deja de asombrarnos. Y la raíz de ese asombro no parte de la abundancia ni de la grandilocuencia, sino, más bien, de la mesura, la discreción y la sencillez. Apenas un segundo, / el tiempo que se toma / el aire en arrastrar estas palabras. Confesión, plegaria acaso, el poema adquiere la forma de una hoja trabajada por el tiempo, y en su hora de cosecha, se desmenuza entre las manos, quedando la olorosa presencia de su canto. Hay un álgebra injusta en este eterno / dejarse despojar de lo que amamos. Fidelidad al instante, conciencia de la mudanza de cada cosa, aceptación de lo que borra el paso del aire, la callada sinceridad de lo que escapa. Advertimos un encuentro con el mundo. Todo encuentro porta la imagen del acontecimiento. Como a nosotros en su lectura, como a Mascarell en la artesanía de su libro, asistimos a una íntima unión con el vuelo silencioso de los colores cotidianos. Como todo acontecimiento es, a la vez, un encuentro con lo no esperado, nos vemos invitados a seguir bebiendo, gota a gota, de ese vaso de agua, porque solo así llegaríamos a paladear el […] sencillo misterio / que es a veces la vida.
II
Jacques Derrida escribió alguna vez: “Llamo poema a aquello mismo que enseña (qui apprend) el corazón, a aquello que inventa el corazón” Enseña porque descubre; inventa porque revela. En lo primero se expande; en lo segundo se ovilla en sí mismo. En Un vaso de agua hay expansión y hay recogimiento. Va y viene la música de los chopos cuyas hojas cantan; la pregunta por ese pez que mira o el pensamiento que lo hace; el habitar las cosas así hayan desaparecido; la armonía entre la danza del amor y la danza del tiempo. Palabras que pasan por la mirada para nombrar la vida desde lo eterno y lo perecedero. Mascarell, aun siendo joven en el arte de la poesía, ha sabido mirar y se ha permitido el dejarse decir. En un poema como “Aventura”, expresa:
Basta con contemplar
la luz atravesando los visillos
y bañando la orquídea
en un verde presagio de hojas nuevas,
o aspirar el aroma
del guiso en la cocina,
o las páginas nuevas
de un libro en el balcón.
Contemplar para habitar cada gesto, cada impulso; para ser una sola escena, uno solo instante. La aventura de Un vaso de agua radica en que confronta la salud de nuestra mirada. Tras cada poema, felizmente, se advierte un malestar, una queja, muchas veces, necesaria. […] el tenue parpadeo de la rosa / brillando para mí / y que no dice nada / y que lo dice todo. O esos otros versos que dicen: […] una mínima prueba que me deje / saber que estuve aquí, sólo de paso, / y que nada era mío. Cuando algo nos conmueve y nos confronta, la raíz de nuestra voz se ahonda. Al mirar de nuevo, otros serán los asombros, otras las perplejidades al contemplar, tras un rayo de sol, la quieta imagen de un vaso de agua.
III
¿Por qué presentar a otros el mundo que desvela un poema? ¿Por qué ofrecer la palabra de Mascarell a otros? Dar la poesía es dar la mano para sostener el peso de la vida. Dar Un vaso de agua para calmar la sed que se entraña en la abundancia de alimentos resecos. Dar Un vaso de agua para abrevar en otros silencios, para aprender a sostener la mirada ante la celebración de los objetos que habitan la casa, para saber que la nostalgia es un como sí, una promesa de lo aún por hacer. Dar este libro para elegir entre la sombra, la luz, el tiempo, una caricia o, simplemente, para elegirlo todo o elegir nada.
IV
Yo busco en los caminos repetidos
el poema que nunca escribiré.
Del poema “Regreso”. ¿Regresaríamos a los lugares donde fuimos otros? ¿Regresaríamos a recoger en la piel mudada la brevedad de un abrazo, la carne verdadera del rostro, el agua detenida en la concavidad de las manos?
Wilson Pérez Uribe (@WilsonP_U). Escribe poesía y ensayo. Algunos de sus poemas y ensayos han sido publicados en Colombia, España y México en revistas como La Tagua, Aurora Boreal, Suma Cultural, Otro Páramo, Periódico de poesía UNAM, Literariedad, Desván y Cronopio, periodismo cultural, entre otros. entre sus poemarios destacan El amor y la eterna sinfonía del mar (Hombre Nuevo Editores, 2011) y Movimientos (Universidad de Antioquia, 2018).