Los cuentos de Tríos demuestran que “no hay dos sin tres”
Todo comienza en un bar, bebiendo. ¿De qué otra manera? Allí fue donde se le ocurrió a la escritora, editora y socióloga mexicana Paola Tinoco hacer once tríos con autores y autoras de ambos lados del océano Atlántico. No se trata de que reconoció los “patrones triangulares” que estructuran la vida, sino de que para convencer a la amiga con la que bebía de que se tomaran “la última copa”, utilizó la frase archiconocida por beodos en toda la comarca del Ñ:
—No hay dos sin tres.
Y he allí el lema que articula el libro singular que publica la editorial Anagrama bajo el título Tríos donde se agrupan cuentos de cinco escritores mexicanos, cuatro españoles, una chilena y un venezolano. Cuatro son mujeres y el resto, hombres. “El resultado oscila entre lo humorístico y lo dramático, bien con una velocidad trepidante o con la parsimonia que sugieren las películas en blanco y negro (excepto las de Hitchcock, que son pura velocidad). Personajes manipuladores, calientes, entrañables y hasta ingenuos se deslizan por amores platónicos, tramas criminales, fantásticas, erótica o cotidianas”, escribe en el prólogo a la edición Tinoco, ella misma autora de un libro de relatos, Oficios ejemplares (2010).
“La literatura y las matemáticas comparten una misma angustia: desean ordenar el caos”
Alberto Barrera Tyszka
Los tríos amorosos son los más comunes. Ese es el tema que rondan relatos como “Dos compensa” de Juan Villoro, “Carita de Jeanne Moreau” de Marta Sanz y “Amor con subtítulos” de Isabel Mellado, entre otros. En el primero, que apela a lo tragicómico, dos amigos sesentones compiten por los amores (reales o platónicos) con veinteañeras. En el relato de la autora chilena, el tercio entre la pareja que hacen una latinoamericana y un alemán lo hace nada menos que San Nicolás —o “Viejito Pascuero”, como se le dice en Chile—. Sanz, por su parte, relata la conversación entre dos amigas donde una tercera, desconocida para una de ellas, establece el punto de comparación de las relaciones. “Mi triángulo fue una posición incómoda, un no encontrar la postura, un jergón que se clava por todo el cuerpo. No lo viví como una experiencia sofisticada que ocultaba un sedimento de instructiva crueldad”, escribe la autora de Farándula (2015) y Clavícula (2017). También está al extraña tríada que se articulan con los recuerdos y las recriminaciones en el relato “Intimidad” de Eduardo Antonio Parra donde dos viejos conversan en un bar sobre una infidelidad.
“El aborrecimiento se cura únicamente con la venganza”
Luisgé Martín
Otros relatos son más abiertamente sexuales como “Escarabajos” de Sara Mesa, “Tres” de Alberto Barrera Tyszka e “Isósceles de Luisgé Martín. Ya en el prólogo, Tinoco advierte que “fue difícil (…) quitar de la cabeza de once escritores, de distintos países y edades, una imagen erótica a cerca de la palabra trío”. En el cuento de la autora madrileña dos chicas en distintos momentos de la adolescencia compiten por las atenciones del monitor de un campamento de verano. El autor caraqueño describe la monomanía del protagonista cuando advierte que su esposa quiere hacer un trío con él y otro hombre: “A medida que pasaban los días, además, las series se iban multiplicando y expandiéndose, ocupando todos los ámbitos de su vida (…) ¿Por qué una mujer sueña con un trío? Porque el hombre que tiene ya no le paree suficiente”. La narración del autor de Amor del revés (2016) relata la bisexualidad de Gastón Mendoza entre los polos de su primer amor, Leandro, y su pareja más significativa, Remedios. “Buscó el amor de las mujeres y de los hombres. En ellas encontraba la delicadeza, el refinamiento, la crueldad y la embriaguez sensorial; en ellos, la ternura, la insolencia y la simplicidad erótica de las bestias”, escribe el autor madrileño.
“Los amigos estamos para eso: para
que nadie olvide quién es”
Juan Villoro
Sin embargo, no todos los tríos del libro pretenden redefinir la relación amorosa, o “de pareja”. Además del cuento de Alberto Chimal sobre los tres cuidadores de un cementerio, está el que describe el trío, o más bien la trinidad, formada por una familia (padres e hijo) atrapados en un recuerdo del cuento “Trío en Super-8” de Andrés Barba. Está también el trío que forman tres delincuentes en “El lúser” de Yuri Herrera y, además, el que forma una mujer en su nuevo apartamento con los fantasmas de la inquilina anteriores y el luto de su último amor, como el de “Súper para uno” de Mariana H.
El lector terminará de leer los once cuentos de Tríos con las sensación de que la estructura que más se repite en las relaciones humanas es la que cuenta a la gente de tres en tres.
Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com