Basilio Sánchez busca lo divino desde la copa de un árbol: He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes

El misticismo de Basilio Sánchez (1958) no se sustenta sobre la comunicación directa entre el poeta y la divinidad. Al sentimiento de lo eterno y lo oceánico, el cruce entre el tiempo y el lugar que Romain Rolland limitaba al simple hecho cognitivo de un contacto, la lírica de He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes le añade un significante adicional: la experiencia completamente consciente de que el Paraíso está perdido y no hay posibilidad de recuperarlo. “Estoy buscando ahora/ la pila de una fuente/ y una piedra grabada,/ una gota de agua en el hueco de una concha/ que aún pueda reflejar el universo,/ aunque ya no sea el mar”. Más que el encuentro, los versos se refieren a una inmersión, pero no en la consciencia de lo inefable, sino en la imposibilidad de encontrar ya, a estas alturas de la historia y desde el mundo gris de las incertidumbres donde habitamos, aquello de tal grandeza que no pueda expresarse con palabras.

Como la concha del verso aquí aludido, se trata de un universo “aunque ya no sea el mar”, una divinidad que ya no puede ser aprehendida. Es una vuelta al Mito de la Caverna enunciado por Platón al principio de nuestro mundo consciente, pero en esta oportunidad aquello que está detrás de las sombras y las produce no tiene posibilidad de ser descubierto. Por eso, la misión del poeta es una herencia que no se espera, una vocación inadvertida que se recibe del pasado y que no ha sido buscada. Es una condena a sólo enunciar, a la imposibilidad de nombrar: “La poesía no explica ni argumenta/ la poesía sólo llama a las cosas”. No, el poeta no es para Sánchez un sacerdote, aunque su misión sea recuperar la conexión prístina; tampoco un chamán capaz de convertir en verdad las falsedades. Sustentada sobre el convencimiento, su objetivo es la búsqueda en sí misma.

“Ya no cabe en nosotros el asombro,

La costumbre de la perplejidad.

No nos quedan lugares en los que sea posible lo absoluto”

Si el poema apunta a una revelación que no puede ser descubierta y el poeta no puede nombrar nada, en la mística de su actividad no hay éxtasis ni levitaciones, solo los estigmas como marcas del pasado y la herencia de muerte que ha dejado el tiempo de recelo. Por eso el nogal del verso está sobre una tumba y no hunde su raíces en un pastizal. Sin embargo, la poética de Sánchez aún contempla la esperanza del descubrimiento, escondida como el último aliento de la vida en cada poema: el hallazgo del silencio, después de contemplar dentro de la ternura al afecto.

“He encontrado en las cosas,

en los seres más simples,

una forma

de dejarse llevar, una manera

de abandonarse al flujo secreto de la vida

que nos invita a la modestia.”

Poesía y poética son una misma cosa en la obra de Sánchez: una búsqueda para no encontrar nada; para descubrir que lo menos importante es el hallazgo. Por eso el verso “He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes” aparece dos veces en la obra: una vez en la primera de las tres partes en que está dividido el poemario, donde quien enuncia el poema pondera el “regalo de lo inmenso”, preguntándose si podrá aceptarlo; la otra vez, en el último poema del libro marcado por el descubrimiento no de lo inmenso, sino de lo ínfimo —“He aprendido a vivir con las ruinas,/ a abrir una ventana y asomarme al silencio y a la ternura/ de lo que ya no existe”—, aparece el verso del título cuando el bardo ha aceptado su destino: “Las palabras son mi forma de ser”.

Con “He heredado un nogal sobre la tumba de los reyes”, Sánchez ganó la trigésimo primera edición del Premio Loewe de Madrid. Ha publicado diez poemarios, entre los que se encuentran Esperando las noticias del agua (2018), Cristalizaciones (2013) y Las estaciones lentas (2008). También ha publicado el libro de relatos autobiográfico La creación del sentido (2015).

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

El retrato que acompaña a esta nota fue tomado por Lola García Moretón

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